La escena es patética. El equipo de Obama despliega una ronda de entrevistas por las cadenas de televisión dado que están decididos a bombardear Siria y la población estadounidense se opone mayoritariamente mientras no encuentran más aliados que el belicoso Hollande. A Kerry le toca una gira europea. En estas campañas de propaganda siempre hay que decir que el que está en guerra es el otro, así que Kerry interpreta el papel de siempre: si Al Assad quisiera se pararía todo, bastaría con que entregara su arsenal de armas químicas, «pero no lo va a hacer» dice evidenciando que van a bombardear pero que la culpa es del gobierno sirio. Inmediatamente Rusia toma nota y dice que le parece una buena solución; la ONU se suma a la propuesta. Y el gobierno sirio no ha respondido aún pero la posición rusa hace pensar que el «pero no lo va a hacer» de Kerry era demasiado precipitado.

A partir de que la propuesta de solución empieza a parecer viable la Casa Blanca colapsa y empieza a desmentirse a sí misma. Lo de Kerry era bromita, un ejercicio retórico, ¿cómo vamos a parar el bombardeo? Recordaba la escena a Mayor Oreja (al mayororejismo) que pedía a ETA que dejara de matar y cuando ésta comunicaba que no mataría decían que ese comunicado era lo de siempre, que lo que tenían que hacer era dejar de matar definitivamente y cuando anunciaban eso explicaban que no, que eso no servía de nada que tenían que disolverse… El requisito que se pedía nunca vale porque lo que menos interesa es dar por agotado el conflicto.

Seguramente son muchas las razones por las que Obama necesita bombardear Siria un poquito. Razones geoestratégicas por un lado y económicas por otro: EEUU vive lo que se ha llamado keynesianismo perverso, necesita hacer mucho gasto público en armas, pues de esa industria vive una buena porción del país; y para justificar ese gasto hay que consumirlas, por eso tenemos una guerra cada dos o tres años. En ningún caso las razones son que haya un tirano en posesión de armas químicas, pues quienes no sólo poseen sino que usan armas químicas son socios de la Casa Blanca (Israel) o son los propios Estados Unidos. Junto al gobierno francés, la monarquía saudí es la más empeñada en el bombardeo sobre Siria. Y resulta poco convincente que esa monarquía esté inquieta por los derechos humanos de los sirios (mientras ocupa militarmente Barheim para reprimir las protestas ciudadanas locales -con armas vendidas por España, por cierto-).

Con un poco de suerte de la metedura de pata de Kerry sale una posibilidad para la paz. Si de paso desaparecen unas cuantas armas químicas del mundo, eso que habremos ganado. Pero lo más interesante de la metedura de pata de Kerry es que evidencia que la excusa de las armas químicas no es más que eso, una excusa bonita que queda bien para explicar que sus bombas evitan bombas más crueles. El ridículo está hecho y la evidencia servida: lo que quieren no es evitar otras bombas sino lanzar las suyas.