Uno de los acontecimientos del fin de semana pasado fue la Marcha contra la Corrupción que organizaron IU y el PCE desde Seseña a Madrid. En ella, cientos de personas reclamaron el fin de las complicidades públicas con el modelo corrupto que ha decidido que en España se construye con el único objetivo de engordar la cuenta de los tinglados económico-político que dominan este país.

En el acto de cierre se denunciaron muchas cosas. De dos de ellas estuve acordándome todo el día de ayer. En primer lugar, se dijo que en España existe una sensación de impunidad asombrosa: el corrupto siente que nada le va a pasar y por eso es capaz de la máxima obscenidad, pues no habrá nadie que le tosa. Seseña es un caso claro de esa impunidad, pues sólo tiene alguna condena el alcalde Manuel Fuentes por llamar corrupto al corrupto mientras jueces, presidentes autonómicos y presidentes parlamentarios no dicen esta boca es mía sobre el corrupto en cuestión. En segundo lugar, se dijo que Madrid es el máximo exponente de cómo la corrupción se liga al poder político con el que trabaja mano a mano.

El campo de golf de Chamberí fue un caso asombroso por la obscenidad con la que actuó el gobierno de Esperanza Aguirre, la de los hijoputas, un gobierno testaferro de Ignacio González. Manuel Rico, que destapó irregularidades en torno a ese campo de golf en Tiempo primero y en Público después, explica muy bien la historia. Con una licencia para un parque público construyeron un campo de golf, siguieron construyendo con una orden de paralización (que el alcalde, enfrentado en lo personal, pero no en lo sustancial, nunca hizo cumplir), decretaron que el golf en el centro de Madrid era de interés general, no ocultaron el nombre de un familiar de Ignacio González beneficiario en un vídeo promocional del campo de golf, se querellaron criminalmente contra unos vecinos por plantar una morera donde tenía que haber un parque, permitieron la construcción de un edificio de pisos de lujo donde hay un campo de fútbol para el barrio…

En Chamberí no tenemos un alcalde como Manuel Fuentes. Las instituciones no se opusieron al descaro de un gobierno autonómico que ya ni disimula cuáles son sus objetivos, tan lejanos del bienestar ciudadano. Fueron los vecinos y vecinas quienes se organizaron, quienes montaron manifestaciones, quienes han estado cada domingo en el campo de golf explicando a todo el mundo la aberración cometida,…

Carmen, Lola, Chiqui, Alberto, Araceli, Juanma, Lourdes, Ramón, Isabela, Fernando, Pepe, Ilda, Yoss,… me dejo un montón de nombres de vecinas y vecinos que han dado una lección de dignidad y que han ejercido de David, venciendo a un Goliat que se cree inderrotable. En los últimos meses, cuando muchos estábamos ya casi rendidos, ellos seguían al pie del cañón decididos a ganar una causa justa.

Tras demasiado tiempo, ayer supimos que la Justicia nos ha dado la razón, que el campo de golf era ilegal, que en nuestro barrio tiene que haber un parque en vez de tanto césped de plástico y tanta jaula de hierro. Hoy toca a los desvergonzados explicarse. Hay que preguntarles qué interés tenían en cometer ilegalidades tan evidentes. Hay que exigirles que pongan ya mismo el parque para el que sí tienen licencia urbanística.

Y hoy y mañana hay que recordar que por poderoso que parezca el poder, un puñado de ciudadanos dignos y organizados tiene capacidad de hacer frente a la política cleptómana. A veces se gana, otras se pierde, pero, incluso cuando parecía que perdían, esos vecinos nunca tuvieron cara de cómplices. ¡Enhorabuena!