La escritura de este blog es estrictamente voluntaria: si dejara de escribirlo no perdería ninguna otra cosa que necesite, ni una ayuda que me venga bien para algo, ni nada. Sólo perdería las cosas que aporta directamente la escritura de un blog (el entretenimiento que supone pensar y escribir un texto, la satisfacción -o inquietud- al ver cuánta gente se acerca a ver qué tontería he escrito, los comentarios, las relaciones virtuales que se van tejiendo…); a cambio, me podría levantar todas las mañanas una horita más tarde: en fin, mejor no pensarlo. En cuanto acabe de escribir este texto me iré al trabajo. Es cierto que nadie me pone una pistola en la sien para que acuda. Pero no hay quien diga que el trabajo es voluntario: no se hace por voluntad, sino por dinero. Si la situación económica de uno varía en función de si hace o no tal cosa, su realización no es voluntaria, sino que está sometida a alguna forma de soborno o incluso de chantaje.
Posiblemente penséis que os estoy tomando por imbéciles pues todo el mundo tiene claro que lo voluntario es aquello que hacemos única y exclusivamente porque nos da la gana. Siento contradecir a quien lo crea. No todo el mundo lo tiene claro y de hecho tiene toda la pinta de que ésa va a ser la trampa que se utiizará para que cuele la ampliación de la jubilación: que será voluntaria. Ayer mismo lo dijo Corbacho: es imprescindible que se amplíe la edad de jubilación hasta los 67 años, pero que nadie se alarme ni sea demagogo, que será voluntario.
Para que fuera voluntaria la prolongación de la vida laboral, ésta no debería incidir en absoluto en la situación económica de quien optara por seguir trabajando: si a los 65 años uno quiere seguir fichando, debería ingresar exactamente lo mismo a final de mes que si estuviera jubilado, es decir, la cantidad que le fuera a corresponder por la pensión y la cotización a la Seguridad Social no modificaría en absoluto la pensión a cobrar por el trabajador una vez jubilado (ni en años de cotización, ni en incentivos, ni en nada). En tales circunstancias, sí sería voluntario seguir trabajando. Y la lucha por la adecuación de las pensiones a las necesidades de las personas jubiladas permanecería vigente, porque ningún sometimiento a chantaje paliaría la escasa cantidad que cobran los pensionistas (por no mencionar a las pensionistas).
Evidentemente no estamos hablando de ese tipo de voluntad, sino de una voluntad incentivada. En primer lugar porque durante esos años de prolongación de la actividad laboral el trabajador seguiría cobrando un sueldo superior a la pensión que tenga una vez jubilado, y en segundo lugar, porque todo aquél que no haya nacido en Venus sabe que cuando nos dicen que será voluntario quieren decir que se incentivará con un complemento a las pensiones o con alguna mejora económica, pues si no, ni el padre de Corbacho renunciaría a descansar cuando pudiera. Y siendo como son las pensiones españolas una birria, ese complemento económico no es una gracieta, sino una extorsión de libro: o curras un par de añitos más, o ya sabes lo que vas a cobrar, chato; pero no te quejes, que si aceptas es porque quieres.
Pero, ¿y si fuera realmente voluntaria la prolongación de la vida laboral? Entonces ya sólo estaríamos ante un ejercicio de insolidaridad entre trabajadores. Supongo que por aquí todos estamos al tanto de que existe un cierto problema con el paro. En algunas profesiones, como el trabajo social, uno de los motivos del paro es que hay gente que, con la mejor voluntad, presta gratis sus horas de trabajo mientras otras personas necesitarían el sueldo que justamente se les pagaría por hacer aquello para lo que han estudiado. La prolongación voluntaria de la vida laboral supondría aumentar el número de personas dispuestas a trabajar sin que cambiara el número de puestos de trabajo. Es decir, aumentaría la tasa de paro, aunque fundamentalmente entre los jóvenes que quisieran acceder a su primer trabajo y que por tanto no cobrarían subsidio de desempleo. Para quienes quieren que la caja de la Seguridad Social rebose superávit sería estupendo; para los trabajadores, un desastre.
Aunque se mantenga en la ambigüedad habitual, cualquiera sabe que lo que anuncia el gobierno es una ampliación de la vida laboral que no será voluntaria, sino sometida al chantaje de una mejora económica (que sólo tendrán que aceptar quienes estén en peor situación económica) y encima una mayor tasa de actividad que generaría mayor competencia entre los trabajadores, que ya sabemos cómo se resuelve en España: bajando los salarios.
Aunque el derechazo se vista de seda, derechazo se queda. Muchas ciudades de España se movilizarán hoy para responder al derechazo. Y si no hay respuesta, en pocas semanas la gente de Davos convencerá de nuevo a nuestro sonriente presidente de que otro derechazo es posible.
A Neptuno, y que se preparen para terribles tormentas y tempestades……como al Dios del mar, al trabajador, al obrero, a Ellas.. Al que soporta toda esta pirámide capitalista, nunca nadie debería provocarles sin un importante motivo…. Que se enteren ¡¡¡ si quieren tranquilas y pacíficas olas.. Que no especulen con nuestros derechos… tiene que llover a Cantaros ¡¡¡
Información Bitacoras.com…
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[…] Y a pesar de todo esto que cuentan tan bien aquí, creo que es necesario acudir hoy a la plaza de Neptuno, o a donde a cada uno le toque. Aunque sea para evitar que el PSOE nos sacuda otro derechazo. […]
Hugo, no sé si soy el único al que le pasa pero no entiendo del todo bien tu argumento. ¿Qué es lo que dices? ¿Que si con 65 años se decide seguir trabajando debería cobrar la pensión y el sueldo? ¿O dices que si sigue trabajando una vez se jubile no debería cobrar ningún tipo de incentivo? Yo creo entender que lo que dices se adecúa más a la segunda pregunta.
Al margen de esta consideración, la medida me parece una chorrada que además es contraproducente, ya que se sitúa el foco de la crisis en el trabajador. Todo el mundo, por muy neoliberal que sea, reconocerá que el inicio de la crisis es financiero. PEro si las medidas que se proponen son una rebaja de las pensiones, de los sueldos y liberalización del despido, se está señalando en la dirección equivocada.
En una situación excepcional como ésta, yo creo que la izquierda estaría dispuesta a aceptar ciertos recortes en las políticas sociales. Pero siempre y cuando fueran las últimas medidas y vinieran precedidas de otras que buscarán a los auténticos culpables de la crisis. ¿Por qué no se establece un impuesto sobre el beneficio de los bancos? ¿Por qué no se obliga a las grandes empresas a destinar una parte de sus beneficios a un fondo de crisis que sirva para resolver situaciones cómo la actual sin despidos masivos? ¿Que pasa con las SICAV?
Si se hubiese actuado por ese camino (que es el que el PSOE debería haber seguido) estoy convencido que que desde la izquierda y los sindicatos se estaría dispuesto a negociar según que cosas.
Si se hubiesen tomado este
Yo no puedo ir, espero que llenéis las calles por mi 😉
[…] cierto, y antes de que empecéis a hablar de elección voluntaria en los comentarios, os recomiendo el post de Hugo de hoy: creo que es un buen punto de partida para diferenciar lo que es una elección voluntaria de lo que […]
Anuar, no propongo nada: trato de rebatir que lo de los 67 años sea voluntario, porque sólo sería así en un caso absurdo: el cobro de un montante equivalente a la pensión de jubilación por parte del trabajador (sin salario extra). Y aún así sería una cabronada para el resto de trabajadores. Mi propuesta sería jubilación obligatoria a los 60, dentro de unos días lo argumentaré.
Y estoy de acuerdo: yo creo que en el camino de la transformación de la sociedad hay compromisos que asumir, pero en el camino de la regresión, que es en el que estamos, no hay que ceder ni un ápice.