La Cadena COPE fichó a un astrofísico para el programa matutino. Si uno ficha a un científico, normalmente, le sale ateo. A veces uno encuentra científicos religiosos y se les da mucho eco como si demostraran que la ciencia en el fondo necesita que haya dioses sosteniendo el mundo. A la COPE el astrofísico les salió ateo. Y dicen que lo han despedido por ello.

En la web integrista infocatolica.com cuentan que resultaba escandaloso que en la COPE hubiera un opinador que «se ha caracterizado en los últimos años por escribir una serie de artículos ofensivos contra la Iglesia Católica» y ponen un único ejemplo de su capacidad ofensiva: a propósito de su fichaje por la COPE escribió en su blog que «la parte de la ciencia la hará este ateo poco complaciente con las iglesias y sus obispos.» (las negritas son de infocatolica.com). No han encontrado nada que sea más ofensivo.

Es ateo y la COPE es una emisora católica. Están en su derecho. Pero mienten. Tanto Jiménez Losantos como Pío Moa han contado más de una vez que ellos no son creyentes: Pío Moa dibujaba piruetas ridículas para diferenciar entre ateos cientificistas, o algo así, y ateos molones como él que no tenían que preocupar a los creyentes. César Vidal tampoco era católico sino que se define como evangélico, aunque los evangélicos renieguen en general de él. Las creencias de los tres jinetes que han guiado a la grey de los obispos no han sido relevantes a la hora de mantenerlos en la emisora durante años, ni fue un dato a la hora de quitárselos de encima cuando les fueron inconvenientes.

Ni la COPE ni los obispos tienen el menor interés en cuestiones de creencias. Una organización que pide cárcel para quien peca (aborto, eutanasia) no debe de tener demasiada fe en que la divinidad castigue con firmeza el Mal. Lo que ha sido determinante para la COPE y para los obispos es el mantenimiento de su poder político y económico. Los ultras que manejaban la COPE no eran católicos, pero no sólo eran útiles para el poder de la Conferencia Episcopal, sino que proporcionaron a ésta una herramienta para el chantaje espectacular. Y no cayeron en desgracia hasta que vieron que se estaban sirviendo de la COPE para independizarse y obtener un instrumento de poder autónomo: la radio que han puesto a funcionar esta semana gracias a la generosidad liberal de Esperanza Aguirre.

El problema de Javier Armienta efectivamente era definirse como «ateo poco complaciente con las iglesias y sus obispos» (ahora lo tomo de su blog, donde no hay negritas): lo de ateo da igual; lo grave es que se presentara como poco complaciente. Los anteriores inquilinos de la emisora no fueron en absoluto incómodos con quienes les alimentaban y sirvieron hasta los últimos meses. La Conferencia Episcopal no es un órgano religioso, sino un instrumento de poder político y económico ilegítimo. Por eso es muy sano ser anticlerical.