Ayer Rocío Monasterio afirmó que o Ciudadanos acepta antes de las 14h de hoy firmar un pacto a tres o votará en contra de la investidura de Isabel Díaz Ayuso. Es decir, que o Rocío Monasterio miente o Ciudadanos miente o en una investidura de Isabel Díaz Ayuso habría 56 votos a favor (PP y Ciudadanos) y 76 en contra. Tampoco sabemos si Isabel Díaz Ayuso estaría dispuesta a ser candidata en una investidura que perdería.

Lo que sí sabemos, porque lo ha dicho, es que Ángel Gabilondo quiere someter su candidatura a debate de investidura. Cuenta con 57 votos seguros (PSOE y Más Madrid) y supongo que con los 7 de Unidas Podemos, esto es 64 favorables.

El Reglamento de la Asamblea prevé la posibilidad de un pleno de investidura sin candidato pero sólo si «la Presidencia de la Asamblea no pudiera proponer al Pleno un Diputado como candidato a la Presidencia de la Comunidad» y tal pleno comenzaría con la explicación «al Pleno de la imposibilidad de proponer un candidato» (artículo 182.3 del Reglamento de la Asamblea de Madrid). Es un artículo pensado para activar el reloj cuando ningún diputado acepta someterse a investidura (por eso recalca que debe ser imposible presentar un candidato) como ocurrió tras el tamayazo (Esperanza Aguirre no quería ser presidenta con los votos de Tamayo y Sáez y Simancas no quería someterse a investidura y perder) o como pudo ocurrir tras la negativa de Rajoy a someter su candidatura al Congreso en 2016. Pero aquí no sucede eso porque Ángel Gabilondo, el candidato que más votos sacó en las elecciones y que más apoyos parlamentarios reúne, está dispuesto a someterse a investidura: el presidente de la Asamblea de Madrid no se va a encontrar ante la “imposibilidad” que según el Reglamento le podría llevar a ese pleno sin candidato.

Por tanto lo previsible (salvo que Cs o Vox o ambos desmientan hoy lo que ellos mismos dijeron ayer) es que antes del 11 de julio tengamos el debate de investidura de Ángel Gabilondo y que el presidente de la Asamblea de Madrid lo anuncie esta tarde o mañana, que es cuando termina el plazo legal.

Hasta ahora, Ciudadanos se había negado a hablar con el PSOE y con Más Madrid (pese a que ambos le habían solicitado reunirse a hablar) y había apostado por un imposible: gobernar con el PP de Madrid sin llegar a acuerdo (público o secreto) con Vox. E incluso habían tenido la osadía de pedir al PSOE y a Más Madrid que se abstuvieran para no bloquear la legislatura.

Doy por hecho que, una vez anunciada la candidatura Ciudadanos no será tan sectario como para negarse a hablar. Desde luego, salvo que tenga a bien votar a favor o abstenerse en esa investidura, tendrá difícil pedir a nadie que no bloquee la investidura de la segunda fuerza política a la que apoyan menos diputados que el candidato al que habría bloqueado Ciudadanos. Y sería algo triste negarse a hablar con Gabilondo y Errejón en nombre de la sensatez y la moderación mientras te pones a negociar con Ayuso y Monasterio.

Pero lo interesante sería que en vez de esos jueguecitos retóricos tan infantiles de Ciudadanos sobre bloqueos, se sentara a hablar porque existe la posibilidad de un gobierno en el que haya las condiciones mínimas para aislar a quienes quieren recortar derechos y libertades a miles de madrileños y, sobre todo, madrileñas y para que pierdan la llave de la caja quienes llevan 25 años usando la Comunidad de Madrid de delito en delito.

Ciudadanos no va a conseguir un gobierno que haga que el trabajador indemnice al empresario cuando abandone una empresa; nosotros no vamos a conseguir en esta legislatura que la Comunidad de Madrid homologue la fiscalidad de las grandes fortunas con el resto de Comunidades Autónomas. Pero podemos al menos lograr que sea una legislatura higiénica que limpie las instituciones madrileñas, preserve nuestros derechos y libertades e incluso avance en legislación democrática como se pudo hacer en la legislatura pasada pese al PP que hoy representan Ayuso y David Pérez (leyes como la de lucha contra la LGTBifobia, la ley trans o la ley de transparencia; por ejemplo).

Es posible avanzar, desbloquear y al menos sanear. Pero también es posible que Ciudadanos persista en el sectarismo, en querer ser sólo una corriente del PP más corrupto y más afín a la otra corriente, la corriente ultra, machista, racista y homófoba. El espectáculo bochornoso que está dando la derecha madrileña coloca a Ciudadanos ante la necesidad de hacerse un autorretrato. Y saldrá en él como la Comunidad de Madrid: saneado y mirando hacia adelante o entregado al más rancio regreso a las tinieblas.