De las pocas certezas que tenemos sobre el 2 de marzo es que el PP y el PSOE pactarán o no entre sí o con otros en función de los intereses que sus respectivos partidos tengan a escala estatal. No es una certeza sólo mía: es lo que sabe cualquiera que recuerde cómo se ordenó desde la calle Ferraz, 70 (28008 Madrid) que en Navarra gobernara la derecha más conservadora, insultante y mentirosa antes que dañar su imagen pactando con una izquierda impoluta. El navarrazo dejó clarísimo que las prioridades pueden ser mezquinas, pero son las que son: también en la campaña electoral navarra el PSN parecía tener una clara voluntad de desbancar a UPN.

No hay que preguntar a Patxi López ni a Emilio Pérez Touriño con quién van a pactar, por más que en el segundo caso parece más evidente. Hay que preguntar a José Blanco. Y como no va a contestar y, si contestara, no tendríamos razón alguna para pensar que dice la verdad, sólo nos queda pensar en cuáles son los intereses del PSOE a escala española.

En diciembre el Congreso de los Diputados tendrá que aprobar los Presupuestos Generales del Estado. Hasta ahora el PSOE sólo ha contado con dos aliados fijos para esta tarea: el BNG y el PNV. Será difícil este año encontrar nuevos aliados en plena crisis y sin que el gobierno haya mostrado iniciativa económica de izquierdas alguna ni haya conseguido que Montilla regale a CiU el gobierno catalán. Así que esos dos aliados del Gobierno son la apuesta más segura como aliados también del partido. En el caso gallego es lo que todo el mundo espera. En el caso vasco se podría llegar a acuerdos con relativa facilidad si se centran en el reparto de  puestos de trabajo que corresponden a cada uno y marginan los discursos políticos.Es algo que antes era costumbre, como bien entendió en su día la consejera de turismo, tan reacia entonces a romper el pacto de gobierno con el PNV. Y si hay que hablar de política, será más fácil para el PSE hablar con el PNV (que en la escala izquierda-derecha está mucho más cerca del PSE de lo que éste pretende hacer creer) que con el PP o con los diputados de Rosa Díez si los hubiere.

Se admiten apuestas: la mía es un gobierno PNV-PSE, que sería muy cómodo para ambos. Es posible que pierda la apuesta, pero no creo que sea por un repentino ataque de soberanismo del PSE.