«La excepción cultural es el refugio de las culturas que están siendo derrotadas» José María Aznar
¿Qué es un disco? ¿Qué una película? Si un disco o una película es arte, una política pública que apostara por la cultura fomentaría su producción (a través de gasto público, por ejemplo) y fomentaría su difusión para que llegara al último rincón intelectual del planeta. Tal fue en cierto modo la visión que predominaba cuando los museos eran gratuitos o mientras el uso de las bibliotecas públicas siga siendo gratis. Si eso que llamamos arte o cultura es una industria, el estado debe tratar su producción con la misma distancia que mantiene frente a la industria de las tablas de planchar: fomentando la competencia, que gane el mejor y quien quiera una tabla de planchar que se la pague.
Esta visión es la que tienen las derechas que denuncian a los titiriteros: que se busquen la vida, dicen, a sabiendas de que el arte nunca sobrevivió a las leyes del mercado (reyes, mecenas o estados posibilitaron siempre la existencia de artistas). Y esa es la visión que hay detrás de quienes votarán hoy en el Parlamento europeo que las empresas puedan limitar nuestro acceso a internet para que éste no lesiones los intereses mercantiles de las industrias cinematográficas y discográficas.
Más allá de la erosión injustificable de nuestras libertades, permitiendo que se controle nuestras comunicaciones, una de las cuestiones que se dirimen hoy en el Parlamento europeo es la visión de los hechos artísticos. Una buena parte de el Parlamento europeo (esperemos que minoritaria) votará que las empresas de comunicación se entrometan en nuestros hábitos privados para evitar que accedamos gratuitamente a la cultura. Si quiero ver una película, me la compro; como si quiero una bicicleta de montaña o una regadera de latón.
Además de una división entre liberales (quienes se niegan a que una empresa o un estado decidan qué páginas puedo visitar o qué archivos puedo intercambiar) y totalitarios (quienes quieren entrometerse en mis hábitos en la red), hoy se dilucida la existencia del arte al margen de la industria.
Yo soy partidario de una visión liberal (que nadie se entrometa en mis hábitos privados) que permita la producción de arte mediante criterios públicos, democráticos y transparentes y potencie su difusión gratuita (¿alguien llama pirata al usuario de una biblioteca pública? ¿piensa alguien que la biblioteca pública acabará con la industria editorial?).
Lo que tengo clarísimo es que aquellos que voten la mutilación de la red para industrializar el arte tendrán que ser coherentes. Aquello que deba someterse a las reglas de la industria en las maduras, debe someterse a las reglas de la industria en las duras: si no hay distribución pública, que no haya subvención pública; si son industria, que el Ministerio de Cultura pase a ser una dirección general del Ministerio de Industria. No pueden pretender producir una obra de arte y que compremos una tabla de planchar.
Totalmente de acuerdo, Don Hugo,me gustaría apuntar también la visión desde la otra parte del conflicto, los artistas, además desde mi doble vertiente de pintor artístico y escultor, y músico.la situación actual hace imposible sobrevivir con mi oficio,el acceso a las artes plásticas ha quedado reducido a capas sociales privilegiadas imposibilitando que se pueda vivir de la produción artística.Puedo citar a cientos de pintores y escultores que antes tenian como destianarios de su producción artística a la clase media, esta crisis empezó en el 2000, cuando la gente ya solo tenia dinero para pagar sus casas y poco más. En cuanto a la música solo decir, para ilustrar mi posición, que tengo disco en el mercado con mi grupo de música(BAHIA COCHINOS, publi, jeje), el precio del LP ronda los 13 euros de los que yo me llevo 3, algo menos de lo que la SGAE se embolsa por mi trabajo. Además la SGAE, en cada concierto que damos se presenta a recaudar el impuesto revolucionario que le corresponde, este yo asociado o no a ellos. ¿Por que Ramoncín gana dinero de mi trabajo?. La necesida de un artísta es mostrar su obra a la sociedad, y si puede, dedicarse en exclusiva a ello, en mi caso ahora es imposible, con lo cual yo mismo he colgado mi disco en EMULE y ARES. Las nuevas políticas no protegen al artista, protegen a los monopolios «artísticos» que ganan dinero hasta de los que nos dedicamos a ello y no tenemos ni para mantenerlo como hobby.
un saludo
Ahí le has dao.
Y creo que el comentario de Sergio es más que revelador, por si alguien tenía alguna duda.
wenmusic ha escrito en su blog Por la libertad de Internet
A partir de la entrada de Sergio García se me ocurre la siguiente pregunta: por que un músico que canta sus canciones en un concierto, canciones por las que tiene sus derechos (él y solo él) tiene que pagar a la SGAE? No sería lo lógico que con la recaudación se diera el músico por satisfecho? Es más, si él ya se da por satisfecho, por qué tiene que pagar a la SGAE?
NOTA: ignoro por completo si este es el caso de Sergio Garcia, es solo un hipotético ejemplo.
Creo que esto durará hasta que le ocurra a algún músico, o pintor, o lo que sea, al que su familia le hubiera obligado antes de estudiar música a estudiar Derecho, de suerte que tenga todo el tiempo del mundo para defender el correspondiente pleito contra la mafia, digo contra la SGAE.
Aurora, como vives fuera a lo mejor no te has enterado del escandalazo generado por la SGAE en un concierto benéfico: http://www.elmundo.es/elmundo/2009/05/04/espana/1241465705.html
Lo de estos tíos no tiene nada que ver con los derechos de autor. Es pura y dura rapiña.
Gracias Hugo, lo leí ayer por la tarde, y tambien la reacción hipócrita de la SGAE. Hoy escribe Escolar algo sobre esto.
Aprovechando que colaboro con unos programas de radio en español en Toulouse, y que el Bisbal va a venir a dar un concierto en junio, voy a hablar de este asunto en mi próximo programa. Aquí en Francia tambien se está hablando mucho de los derechos de autor. Como sigamos así ya no solo pagaremos al comprar un libro, sino tambien al leerlo, al prestárselo a un amigo, etc.
el refugio de las culturas que están siendo derrotadas” J. María A.
Gracias. Ahora ya se que hay culturas agresoras, que además son victoriosas, poderosas, viriles…
Y culturas debiluchas, blandas, que se merecen una buena paliza. No hay como tener un buen macho de maestro.
Sólo me queda abundar en lo que dice UltimoLunes. Esa visión de culturas enfrentadas, comiéndose unas a otras, es atroz.
En la mentalidad conservadora, pareciera que el tiempo se ha detenido en la Edad Media, que no hubiera Siglo de las Luces, Ilustración, revoluciones liberales y socialistas, postmodernidad…
Mendigo ha escrito en su blog ICEA