Ayer se conmemoró el 70º aniversario del asesinato de las Trece Rosas entre otros asesinados. El PCE, partido del que eran militantes la inmensa mayoría de aquellas personas asesinadas, organizó un bonito acto en la tapia del cementerio de la Almudena que los franquistas utilizaban para asesinar por motivos políticos.

El acto sirvió para recordar a las Trece Rosas, sí, pero también a los miles y miles de asesinados y represaliados de multitud de ideologías, según se recordó, por el franquismo ; y otros cuantos miles de asesinados por las bombas de Hiroshima, cuyo aniversario también era ayer.  No hay memoria democrática sin justicia, se dijo. Y en España los asesinos no han sido juzgados y aun son reivindicados por nuestra cloaca política.

Pudimos escuchar a algunas de las supervivientes del horror franquista. Una de ellas, Paquita, compañera de IU Chamberí, militante del PCE . Paquita recitó de memoria y con una increíble capacidad dramática un poema que había aprendido de niña en homenaje a los comunistas y que mandaba a los jóvenes a traer justicia, a rebelarse. Seguramente los jóvenes a los que se refería el poema eran los de entonces, a los que hoy tienen la edad de Paquita: ella en cambio se refería a quienes son hoy jóvenes y tienen la obligación de tomar ejemplo de quienes dieron su vida por la justicia, la libertad y la democracia. Me acerqué para felicitarla  emocionado por lo bien que había interpretado el poema: «Es que hay muchas cosas que no sabéis de mí«, me dijo.

Otra mujer, no más joven que Paquita, cogió el micrófono con la cabeza envuelta por una bandera republicana. Dedicó unas breves palabras a la memoria de las asesinadas, al recuerdo de su generación, e inmediatamente pasó a explicar que son sólo un ejemplo que nos debe ayudar a seguir luchando contra el crimen colectivo que supone el capitalismo y a seguir luchando por la III República.

Aquellas personas que más han vivido, que más lecciones pueden dar de sacrificio por una causa justa, que más tentadas podrían sentirse de esconderse en la nostalgia… son las que sólo pretendían dar aliento a quienes hoy siguen persiguiendo cambiar el mundo, sin jugarnos la vida, ni la cárcel, ni nada. Si ellas son así de generosas, ¿qué derecho tenemos nosotros a permanecer quietos?

Escribieron ayer sobre el acto Roberto Cacho, Kabila, Ceros a la Izquierda, Ceronegativo, Saturada, Imagina, Javier Parra y Punts de Vista