Ramón Lobo, Egipto-Túnez: la manía de simplificar:

Las simplificaciones son útiles para un titular de prensa, radio o televisión, para una gracia de bar o para el propio Twitter, pero las simplificaciones simplifican, reducen, distorsionan y falsean la realidad. No es Twitter el motor sino la injusticia, la pobreza, el desempleo, la desesperanza, la hartura, la corrupción de una clase política que ha hecho de la pose, el boato, el teatro de la importancia y la impunidad una forma de gobernar.

Más importancia está teniendo Al Yazeera, que crea una narración popular donde solo había medios oficiales. La pueden seguir los analfabatos, los sin nada y los nadie. Hablar de Twitter es presuponer que los Otros son como Nosotros: todo el día enganchados a los gadgets de última generación, con ducha caliente por la mañana y tres comidas colmadas. Los sin nada no usan Twitter ni Facebook ni juegan a la PSP. Pero los sin nada ven, escuchan y cuando pierden el miedo, hablan y gritan, y exigen. Es el boca-oreja lo que expande las noticias. O el SMS, que sería la clase media de las nuevas tecnología

Carlos Carnicero: Internet (afortunadamente) sin control:

El mundo no tiene mando a distancia en poder de las élites, y los dictadores tienen que bloquear las redes para que las rebeliones latentes no estallen. Pero es imposible censurar el espacio cibernético: siempre habrá fugas de información. La libertad ya no tiene barreras.
Faltaba capacidad de coordinar el descontento. Lo que antes se hacía en una reunión clandestina ahora se expande por el ciberespacio, ante la incredulidad de los sátrapas que pensaban que la información podía ser perennemente controlada. Cuando en España era obligatoria la conexión al parte informativo de todas las emisoras con Radio Nacional, ni el dictador Franco ni el almirante Carrero ni Arias Navarro se podían imaginar que un día sería prescindible Televisión Española y los medios del Movimiento Nacional.
Ahora la desafección política tiene válvulas de escape. Aunque se pusieran de acuerdo todos los periódicos y emisoras en proclamar que aquí no pasa nada, las redes sociales se encargarían de demostrar lo contrario.

Rosa María Artal: La revolución árabe y las redes sociales:

¿Qué las redes sociales han mejorado la comunicación? Vaya si lo han hecho, de forma portentosa. Por eso quieren coartarlas desde el poder. Menudo riesgo los ciudadanos unidos y hablando entre sí. Pero solo es un instrumento. Empleado por realidades diversas.

En una impagable conferencia que dieron Ramón Lobo, la presidenta de la Casa árabe de Madrid y Javier Valenzuela, para presentar el libro de este último, Javier dijo que las dictaduras se derriban en la calle, con sangre y con muertos –y bien lo están sabiendo tunecinos y egipcios-, no haciéndose “amigo” de tal o cual iniciativa en una página de Facebook. Ahora bien, para comunicarse y unir voluntades es fantástico.

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