Un vistazo rápido e irrelevante a los resultados de Más Madrid en el Ayuntamiento de Madrid nos dice que la candidatura de Manuela Carmena sacó básicamente los mismos votos que en 2015 (503.990 frente a 519.721) siendo primera fuerza en la ciudad y en 15 distritos; pero que el Ayuntamiento de Madrid puede acabar en manos de la derecha y la extrema derecha sobre todo porque la abstención que hubo en la derecha madrileña en mayo de 2015 no se ha producido ahora. En estos cuatro años hemos conseguido mantener pero no ampliar la transversalidad política que se consiguió en 2015 y tampoco hemos conseguido movilizar en los barrios populares. Por supuesto hay problemas compartidos en toda España con el resto de ayuntamientos del cambio que no han conseguido revalidar (sólo Cádiz, Zamora y Valencia se mantienen) pese a que el foco de Madrid y Barcelona deslumbre; pero a los madrileños, obviamente, nos toca pensar en nuestros fallos.
En la Comunidad de Madrid Más Madrid obtiene 20 escaños por más de 470.000 votos con una candidatura recién creada, sin partido organizado. Quien quisiera calcular el impacto en lo que hemos llamado el espacio del cambio político puede buscar encuestas que dieran en los últimos años 27 diputados a Unidos Podemos en Madrid: hace justo un año Podemos convocó unas primarias con listas de 25 diputados, expresión del tope que consideraba básciamente inalcanzable: ayer Más Madrid obtuvo 20 diputados, Podemos 5 e Izquierda Unida 2.
Decía que esto sería un vistazo “irrelevante” porque una de las razones para estar orgullosos de Más Madrid es la tristeza por la victoria de la alianza de Colón sin consolarse por los datos “partidistas”. Madrid, las familias madrileñas, sufrirán con los gobiernos de PP, Cs y Vox incluso aunque no hagan ni la mitad de insensateces que han anunciado en campaña electoral. Un bloque del odio, la corrupción y los recortes sociales augura retrocesos que sufrirán los más débiles por clase, edad, género, nacimiento u orientación sexual.
El principal dato para el día después que tenemos en Más Madrid son los mimbres tejidos durante esta campaña. Muchísima de la gente que se ha acercado a Más Madrid no había participado en otro partido político nunca. Como ejemplo: prácticamente la mitad de los apoderados no lo había sido nunca antes. El apoyo desde los balcones, haciendo llamadas, como apoderados… unido a los 19 concejales de la capital, los futuros vocales de distrito, los concejales de otros municipios y los 20 diputados autonómicos dan a entender que no podemos permitirnos desaprovechar estas condiciones y que toca organizarse bien.
Es imperativo huir de la cultura política que contempla la vida política como una partida de póker que se resuelve con trampas y muertes, una cultura que no es la que traen tantas personas ilusionadas y que no trae nada bueno a la política ni a la vida. Y que genera la destrucción en muy pocos años de las organizaciones que la adoptan, como estamos viendo: la democracia sin fraternidad acaba siendo una tiranía suicida. Que se queden esa copia cutre de la dialéctica amigo-enemigo quienes sean felices con sus tuits infames y sus declaraciones cínicas y tramposas. Si así son felices, que lo sean, pero que no esperen que nadie entre a provocación alguna.
En términos cuantitativos Madrid ha sido un oasis en el desplome en toda España del espacio político progresista ajeno al PSOE. Cuando nos enfriemos un poco podremos ver que Más Madrid ha cubierto y ensanchado un espacio abandonado política y moralmente. Podremos ver también que en toda Europa los partidos verdes han sido la gran respuesta democrática a la irrupción ultra y que el ecologismo está siendo junto al feminismo la gran respuesta emancipadora que tenemos los demócratas españoles hoy.
Tenemos tiempo: la avalancha electoral nos permite despejar el horizonte durante unos años, lo cual nos permite dedicar las próximas semanas a pensar en común, a leer, escribir, a hablar con gente de toda España que entienda la necesidad de mimar un espacio casi más moral que político que ha sido torturado pero por personajes que ya son mucho más irrelevantes que irresponsables. Tenemos tiempo para hablar, pensar y construir.
Decía ayer mi buen amigo Jorge Caplan que tenemos que sustituir el sentimiento de orfandad política por una fértil paternidad/maternidad política. Tenemos tiempo y no podemos esperar. A ello.