En los últimos años de gobierno de Felipe González el PSOE transmitía la sensación (no necesariamente equivocada) de ser un partido cuya cúpula estaba estructuralmente ligada a la corrupción. No bastó el mero relevo en la secretaría general del PSOE para acabar con la repugnante imagen pública del partido. Hasta que no llegó Zapatero, un desconocido que, al menos, no había ido a Guadalajara a jalear a secuestradores (que también entonces eran víctimas de una conspiración de Garzón, el gobierno y la prensa), no hubo quien se creyera que había un cambio. Zapatero desplazó a todo aquel que había sido alguien en los gobiernos de Felipe González (salvo a Rubalcaba: Solbes y de la Vega no aparecieron hasta la llegada al gobierno) y dio la imagen de un partido que no heredaba demasiado del de Felipe González.
El Partido Popular lo tiene hoy mucho más difícil. En muchos sentidos la situación es parecida a aquella: las denuncias de conspiración, el empeño en respaldar a los corruptos y no en pillarlos,… pero hay algo que lo hace más grave: no es sólo la estructura central del partido la que ha colocado a los corruptos en puestos de tesorería. Hace un par de años asistimos al goteo de encarcelaciones de concejales y alcaldes detenidos por corrupción en Murcia, País Valencià y Andalucía: alguno de ellos tenía clara cuál debía ser la respuesta: “Zapatero libera etarras y persigue a alcaldes honrados“. Hoy son los gobiernos autonómicos madrileño y valenciano quienes son señalados por distintos dedos judiciales, mientras las listas de las elecciones gallegas van corriendo posiciones por las dimisiones de quienes van siendo pillados. La presencia en el sumario del tesorero nacional del PP, las fotos de los corruptos entrando en la boda del siglo y el respaldo de Mariano Rajoy a Fabra, ese político ejemplar muestran que la corrupción no es un fenómeno local aislado, sino una práctica estructural de este PP.
No bastará con cambiar a Rajoy por un nuevo presidente del PP que no esté enmierdado. Para salir de ésta tendrán que renovar las personas y sobre todo los hábitos corruptos adquiridos durante tantos años. Eso o seguir confiando en la falta de escrúpulos de sus votantes.
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Pues Rubalcaba no es precisamente un modelo de pulcritud.
A mi modesto entender hay dos cosas que estimulan la corrupción política en España:
1- los inevitables desaprensivos que piensan que lo público es de su bolsillo y se llevan el dinero a su casa como quien se lleva parte del trabajo el fin de semana.
2- la maquinaria de los partidos políticos que necesita más y más dinero para vivir en campaña electoral permanente.
De los primeros debería encargarse la Justicia en último caso (y los partidos relevándolos de sus cargos mucho antes de la actuación de la justicia).
De los segundos no lo se, porque sencillamente no me gusta en lo que se están convirtiendo los partidos políticos.
Pues yo creo que la definición de Aurora es muy correcta, pero además la derecha española no distingue lo público de lo privado, que además gracias a la imposición del neoliberalismo como política y como ideología, hace que la frontera de lo uno y lo otro sea muy difusa.
No es sólo que los gobiernos sean los consejos de administración del capital (Marx dixit), sino que esta gente (la derecha española)compagina habitualmente ambas actividades. las incompatiblidades legales son escasas, e incluso en el caso de que se dediquen durante un tiempo solo a la empresa privada o a la gestión pública, saltan de un lado a otro permanentemente, utilizando las amistades y la información que obtienen en una actividad para ejercer la otra, y viceversa.
Optarán por la segunda opción, confiar en la falta de escrúpulos de los votantes derechistas, sobradamente demostrada y que todo lo traga.
Si votas pringado, obcecado y constreñido por ese lento, farragoso y pesado equipaje que es la ideología, pues te enfrentas a serios problemas de conciencia que ni te llenan la nevera ni te pagan la hipoteca.
Si votas cada cuatro años a quién te dice tu tranquilidad espiritual, ya que no hay chollos para todos, pero siempre hay la posibilidad de que 1.- algo te caiga o a alguien de cerca y 2.- se jodan ellos, los rojos…
pues dedicas el resto del tiempo a ver telemadrid y con esa morfina administrada a diario, duermes como un recién nacido.