Para cualquiera que se acerque a leer quiénes se definen en España como liberales, comprenderá pronto cuán prostituida está la palabra libertad.

La muerte de Milton Friedman permite adularle como paladín de la libertad económica y, por ende, de la libertad política. En mi opinión en ambos casos es falso (pues lo que llaman libertad económica es en realidad la capacidad de unos pocos de esclavizar libremente ala mayoría), pero en el caso de la libertad política, es claro que a este hombre le daba exactamente igual: algunos de los que hoy critican los compadreos con Obiang (a eso nos apuntamos muchos y con razón) ensalzan nostálgicos al que fuera asesor económico de Pinochet pasando de puntillas por esa asesoría (parece que fue allí sólo a dar alguna conferencia), sin criticarla e incluso catalogándola de exitosa:

Se le criticó por acudir al Chile de Pinochet a dar unas conferencias sobre cómo el libre mercado ayudaba a descentralizar el poder político. Nadie hizo lo mismo cuando, ese mismo 1975, se fue también a recomendar a los responsables de la dictadura china que hicieran lo contrario de lo que estaban haciendo. Lo cierto es que varios discípulos suyos sí asesoraron al dictador chileno, parece que no sin éxito.

En fin, pelillos a la mar. Pero estoy dispuesto a pagar el rescate que pidan para que suelten de una vez a la secuestrada palabra Libertad