Del mismo modo que cada año hay dos o tres partidos del siglo, los congresos del PCE suelen ser uno de los congresos más relevantes de la historia del Partido. Este fin de semana se celebra un congreso del siglo, un congreso en el que el Partido Comunista se la vuelve a jugar.

No soy militante del PCE y por tanto no tendría mucho que decir en cuanto a cómo debe uno articular su militancia en un partido y en IU a la vez. Es algo que siempre fue posible y que es posible en otras organizaciones políticas de izquierdas. Sí en cambio cabe pensar sobre la relación del PCE con IU. Hoy por hoy los males del PCE afectan de lleno a Izquierda Unida y viceversa. Suelo utilizar la metáfora de que el PCE se ha convertido en una especie de franquicia: no tiene la unidad política necesaria para hacer propuestas que haga suyas el conjunto de su militancia, pero sí una marca tan potente que sus dirigentes locales parecen gozar de una sobre-legitimidad por hablar en nombre del Partido pese a que su voz no emane de decisiones debatidas orgánicamente ni se deban a la política general marcada por el PCE. Tienen la marca, aunque cocinen como les da la gana.

La izquierda sería mucho más rica si los distintos grupos que habitan en ella tuvieran la cohesión y la coherencia como para hacer aportaciones políticas, señalar su discurso alternativo, debatir y aportar. La pluralidad es absolutamente necesaria en ese extraño magma que constituye la izquierda alternativa y en el que el PCE es, probablemente, la organización más importante cuantitativa y cualitativamente. Por eso la suerte que tengan este fin de semana (y los próximos, en los congresos regionales) será la suerte de toda la izquierda.

Ojalá los compañeros y las compañeras del PCE tengan suerte y sepan conseguir que de su congreso salga algo más que una marca fuerte, que salga una organización política capaz de aportar al conjunto de la izquierda lo mejor de sus ideas y de sus esfuerzos militantes. Es lo que siempre hicieron y lo que la absoluta mayoría de sus militantes quiere seguir haciendo.

Necesitamos que tengáis suerte.