Cuando el COI hizo ayer público su informe sobre las candidaturas a los Juegos Olímpicos de 2016 todos los medios hicieron el mismo análisis: era una bofetada para la candidatura de Madrid, que quedaba herida de muerte. El único detalle a favor de la candidatura que destacaban los medios es que el informe no era vinculante. Hasta que Gallardón salió a dar una rueda de prensa y decidió que donde el informe decía que cualquiera de las otras candidaturas es mejor que la madrileña quería decir que Madrid tiene muchas más opciones que cualquier otra candidatura: «No seamos triunfalistas» llegó a decir con gallardoniana jeta, «pero Madrid’16 sale muy reforzada de este informe«. La mayoría de los medios, lógicamente, han recogido la consigna patriótica.
Gallardón debe de tener una cierta capacidad hipnótica que convierte a uno de los mentirosos más transparentes de la política española en un tipo mimado por los medios, que compran cada una de sus mentiras como si fueran una verdad revelada por el oráculo. Es extraño que ayer nadie le preguntara si, en el caso de que dentro de un mes el COI no otorgara a Madrid la organización de los Juegos de 2016, él dimitiría. No porque la decisión del COI vaya a mostrar que el proyecto madrileño fuera malo: desde hace muchos años es sabido que las decisiones del COI se mueven por motivos contantes y sonantes y no por la calidad de tal o cual proyecto.
Sistemáticamente, cada vez que sus ambiciones políticas se han llevado un revés, Gallardón ha anunciado que se quedaba en política movido por un único proyecto: los Juegos Olímpicos de 2016 en Madrid. Cuando Rajoy le negó la posibilidad de ser diputado anunció «un periodo de reflexión«, insinuando que cuando pasaran las elecciones podría dejar la alcaldía de Madrid. Pasaron las elecciones y se sacrificó y se quedó por el ilusionante proyecto olímpico. Así sucedió también cuando no fue nombrado Secretario General del Partido Popular: él no aspiraba a nada más que a los Juegos de 2016. Es la retahila que ha acompañado las declaraciones de Gallardón siempre: no es que él esté atado al bastón de mando, no tiene vanidad ni ansia de poder, sino sólo un humano caprichito olímpico.
Ayer nadie se preguntó por el futuro político de Gallardón porque a Gallardón nadie le cree nunca. Saben que todas esas declaraciones ligando su futuro a ‘Madrid 2016‘ eran pura charlatanería hueca. Pero Gallardón emite sus sermones con tanta solemnidad que visten cualquier telediario: tampoco nadie se creía ayer que el informe del COI reforzara la candidatura de Madrid, pero aún así casi todos los medios dan más peso a la tontería galladonita que al informe en sí.
Si dentro de un mes el COI opta por otra ciudad, Gallardón saldrá a decir que su proyecto político pasa por devolver la ilusión a los madrileños a través de proyectos mucho más ilusionantes, sean unas torres en la Peineta o un túnel bajo la Castellana. La ilusión, lo importante es la ilusión. Y seguir pillando cacho.
Si el COI elige otra candidatura para el 2016, sin duda Gallardón dirá que la candidatura de Madrid 2020 ha salido reforzada de la decisión.
Si el COI elige otra candidatura demostrará que lo del contubernio judeo-masónico sigue en pie.
[…] Di que sí hombre, tu “Genio y figura…” y mientras, Madrid pues como todos sabemos que esta, abierto en canal, hiperendeudadado y cada vez más alejado de los madrileños y de la realidad. […]
¿Quien era el tipo ese de la barba que aparecía detrás de Gallardón?
Angel: el tipo de la barba podría ser Lizavetski, alias «la embarazada» (por sus antojos) según los chulapos de la FSM.
Dos consideraciones:
1 aunque los del COI no sean un ejemplo de honestidad por lo menos guardan las formas, a veces. Por lo que no parece prudente ir con constructores a perdir unos JJOO, ellos de informan y se enteran que Cobo es el hijo del amo de los polígonos…
2. lo de la confusión en la legislación antidopaje es la forma fina de decir que al COI le acojona la permisividad española en temas de drogas, es decir: interpretación chula de la ley antitabaco, botellón, botellones, etc…
(¿se me nota mucho que estoy contentísimo?)
A los periodistas les da muchisima pereza leerse esos informes tan tochos. Es más cómodo copia pegar los sinsentidos de Ruiz Vampirón.
La cruz de Camps y Rita Barberá es pesada de llevar. Pero la de Gallardón, tan majete él, debe ser divertida también…