El principio que sustenta el federalismo es la autodeterminación, esto es, la traslación al colectivo de la base de la Ilustración: las decisiones sobre lo que me afecta las tengo que tomar yo; las decisiones que afectan a mi colectivo las tomamos quienes formamos parte de tal colectivo. Es exactamente el mismo principio que sustenta a la democracia pero con una base material -decidimos porque esta decisión nos afecta a nosotros- del demos a diferencia del nacionalismo, que también aporta un demos pero de base identitaria -somos un pueblo-. Como ningún individuo ni ningún colectivo vive aislado el federalismo exige espacios comunes (federales) en las que colectivamente se tomen las decisiones que afectan a todos. Así, pues el federalismo es el principio que articula la libertad y la democracia; no es una forma de repartir un pastel sino una forma de articular las libertades y el autogobierno sin que una unidad domine a otra. Es, pues, un principio de emancipación del que se derivan formas de organización, no una forma de organización a la que se someten principios.

Más allá de una palabra que cada vez tiene menos contenido en los discursos políticos (hasta UPyD dice ser federalista), el federalismo es desde el siglo pasado la forma en que la izquierda española ha tratado de dar respuesta a la cuestión nacional. También organizativamente no hay organización política de izquierdas (incluso el PSOE) que no se defina federalista y federal. Izquierda Unida, en concreto, es una organización federal. No es un agregado de organizaciones sino una organización que se define federal: esto es, aspira a que sus partes se organicen democráticamente buscando que sea cada colectivo el que se autogobierne en las cosas que afectan a ese colectivo pero que tengamos un tronco común en aquellas cosas que afectan al común.

Desde hace casi un año una de las federaciones que compone Izquierda Unida está dividida en dos mitades. Hay diferencias políticas importantes de las que se derivan diferentes interpretaciones de la crisis, diferentes complicidades, diferentes discursos y diferentes modelos de organización, pues la organización es política. Si IU-CM respondiera al principio federalista los problemas serían razonablemente llevaderos: las decisiones se someterían al criterio democrático de las unidades afectadas e iríamos avanzando. Nada une más que la democracia, así que el principio federal, que está íntimamente unido al democrático, sería un factor de cohesión y de resolución de los problemas.

Pero como decía arriba federalismo se ha convertido para mucha gente en nuestro país en poco más que una excusa para callar, para no dar soluciones. Hace casi un año hubo una asamblea regional en la que se tomaron muchas decisiones. A mí me entristeció alguna (es obvio que no deseaba que ganara la lista que ganó con el 51% de los votos pero todos hemos reconocido esa votación) pero me alegraron muchas otras: el rechazo a la gestión en Cajamadrid-Bankia, el reconocimiento de la soberanía de los militantes de IU en la ciudad de Madrid sobre los asuntos que competen a IU en la ciudad de Madrid, la crítica contundente al modelo olímpico… Federalismo implica que las decisiones colectivas se respetan por el colectivo, no que en una federación se vota y quien gana la votación es dueño del cortijo. IU-CM no comparte el modelo federalista que esgrime su dirección para blindarse.

El principio federal, además, implicaría que las mujeres, los jóvenes, el colectivo LGTB… se autoorganizaran sin intromisiones del conjunto de la organización por mucho que esa dirección no fuera a tener mayoría en esas unidades. El principio federal implica que los militantes de IU de la ciudad de Madrid podamos decidir sobre las políticas, las candidaturas, las alianzas… de IU en la ciudad de Madrid. Y no es así. Hace un par de días leía en Infolibre que la actual dirección de IU-CM lo explica porque «Madrid no es un municipio más como Móstoles o Alcorcón». Es como si la dirección federal de IU decidiese las listas autonómicas de IU-CM porque no es una federación más (y probablemente es la que más problemas genera al conjunto de IU). Tampoco es federalismo reducir la elaboración de estatutos a un grupo mucho más pequeño que la asamblea regional, máximo órgano de IU-CM. No es federalismo, es manejo de una porción de pastel que se considera propia.

Simular una defensa de la federalidad o del federalismo cuando uno asalta cada espacio autónomo que no domina es una farsa sonrojante (que llega casi al nivel de defender en ruedas de prensa primarias abiertas para IU cuando se apoya en Madrid a quienes en la ciudad impiden siquiera primarias cerradas). Por eso los problemas de IU-CM no se solucionan apelando al federalismo sino defendiendo el federalismo, esto es, defendiendo activamente la democracia y los derechos de los militantes.

Esta tarde hemos convocado una asamblea abierta quienes componemos el 49% de IU-CM. Queremos saber qué izquierda necesita Madrid. Estáis invitados.