Madrid podría haber albergado orgullosa la COP25. Podría haber presumido mucho de los primeros pasos en defensa de un modelo de ciudad más habitable y respirable al tiempo que se anunciara que los primeros pasos siempre van seguidos de muchos pasos más.

Almeida y Villacís podrían incluso haber saciado su resentimiento contra el equipo de gobierno anterior criticándonos por escasos: podrían haber anunciado la expansión de medidas como Madrid Central por toda la ciudad, a lo que Ayuso y Aguado habrían replicado que no, que por toda la Comunidad de Madrid. Podrían haber reivindicado la memoria de Ana Botella y Gallardón y anunciar que no sólo mantendrán los nuevos carriles bici de la legislatura de Manuela Carmena, sino que el Plan Director de Movilidad Ciclista que estuvo anunciando el PP desde 2008 (y que sigue en la web del Ayuntamiento) será realidad antes de acabar la legislatura en 2023.

Almeida podría haber nombrado un Delegado de Medio Ambiente y Movilidad que no viniera de destrozar el Metro y que mantuviera y mejorara las condiciones de la EMT, hoy en huelga. Ángel Garrido podría haber visto la luz al final del túnel de Metro tras caerse del caballo y antes de anunciar rebajas y ampliaciones de horario para los que no tiene recursos poner Metro a funcionar de una vez.

Nada de eso ha ocurrido. El dúo municipal, entregado a Vox (que a día de hoy afirma que el cambio climático es un invento globalista de Soros), ha comenzado el desmantelamiento de Madrid Central, es el único municipio de Europa que quita carriles bici y los cambia por el dibujo de una bici en un carril de coches, tiene levantada a la Empresa Municipal de Transportes y Metro de Madrid sufre continuas averías, retrasos y aglomeraciones.

El PP y Ciudadanos están convirtiendo Madrid en la ciudad con el gobierno más antiguo de Europa. Para mayor bochorno, en vez de justificar su regresión como sus socios, explicando que desde que negaron que La Tierra fuera plana todo ha sido mentira, tratan a los madrileños como a idiotas contándoles green capitals, haciéndose fotos con ciclistas, y simulando que el mundo admira la vuelta al desarrollismo de los años 60, que es la mejor forma de regresar a las temperaturas que había entonces.

La Cumbre del Clima viene a Madrid señalando que nos están llevando al pasado y que con ese pasado no hay futuro. En vez de causar vergüenza ajena con su infumable propaganda, Almeida y Villacís se harían un favor aprovechando la COP25 para darse la vuelta y aprovechar el impulso de la legislatura anterior para que Madrid no sea una green shame.